Correr es una de las actividades más naturales y accesibles para mejorar la salud física y mental. Sin embargo, hacerlo mal puede traerte más problemas que beneficios. Y no hablamos de velocidad o resistencia: hablamos de postura, técnica y señales que tu cuerpo te da y que probablemente estás ignorando.
A continuación, te compartimos algunas señales claras de que estás corriendo mal, y qué hacer al respecto.
1. Dolor constante en rodillas o tobillos
Si después de correr siempre terminas con molestias en tus articulaciones (en especial rodillas o tobillos), no es normal. Esto suele indicar:
- Mala técnica de pisada (sobrepronación o supinación).
- Calzado inadecuado para tu tipo de pisada.
- Falta de calentamiento o estiramiento.
Tip: Acude a una valoración biomecánica o utiliza plantillas personalizadas. ¡Y asegúrate de cambiar tus tenis cada 500-800 km!
- Te falta el aire muy rápido, incluso trotando
Si apenas empiezas a correr y ya sientes que te falta el aliento, puede ser por:
- Mala respiración (muy superficial).
- Ritmo demasiado exigente.
- Falta de progresión adecuada.
Tip: Prueba correr a un ritmo donde aún puedas hablar. Y entrena tu respiración: inhala por la nariz y exhala por la boca de forma controlada.
3. Sientes que corres “pesado” o que arrastras los pies
Esto puede ser resultado de:
- Mala postura corporal (curvatura en espalda, hombros encorvados).
- Poca activación del core o glúteos.
- Zancadas muy largas o demasiado cortas.
Tip: Mantén la mirada al frente, activa el abdomen, corre erguido y evita dar “saltitos” al correr.
4. Te duelen las espinillas o sientes “calambres raros”
Este es uno de los errores más comunes: correr sobre superficies duras sin buena técnica. Los famosos “shin splints” o calambres pueden ser señal de:
- Impacto excesivo con el talón.
- Falta de fortalecimiento muscular en piernas.
- No variar rutas ni terrenos.
Tip: Alterna el terreno (pasto, pista, tierra), mejora tu técnica y agrega ejercicios de fuerza funcional.
5. No mejoras aunque corras seguido
Si llevas meses corriendo pero no ves avances en tu rendimiento, energía o tiempos, probablemente:
- Estás corriendo siempre a la misma intensidad.
- No estás dejando espacio para recuperación.
- No tienes un plan estructurado.
Tip: Incluye entrenamiento cruzado (bicicleta, natación), días de descanso, y sesiones de velocidad o cuestas.
Conclusión: Escucha a tu cuerpo
Correr bien no solo es cuestión de velocidad o distancia, sino de técnica, ritmo y equilibrio. Si alguno de estos puntos te suena familiar, ¡es momento de ajustar y correr mejor!
No tengas miedo de consultar a un
